Estamos ante un entorno único en Canarias, pues en él los sanguinos, unas especies arbóreas características de la laurisilva, se han agrupado formando un peculiar e insólito bosque.
El sanguino es una especie habitual del monteverde, pero lo que hace excepcional a este paraje es la concentración tan alta de ejemplares y su inusitado gran porte, alcanzando muchos de ellos los 10 metros de altura.
El conjunto conforma un ecosistema muy particular. Las diferentes densidades y la hoja caduca confieren al lugar unas características cromáticas que acrecientan su belleza.
El paraje cuenta con una abundante avifauna residente y de paso, pues el bosquete se halla muy próximo a la Reserva Natural Especial Las Palomas.
En definitiva, se trata de un lugar de gran belleza y valor ecológico que es necesario revalorizar y divulgar, pues es casi desconocido para la mayoría de vecinos y visitantes.
¡CONOCE SANTA ÚRSULA!